Simon Rattle dirige Mozart - Las tres últimas sinfonías

El verano de 1788 fue particularmente productivo en la vida de Wolfgang Amadeus Mozart. Tenía 32 años y vivía en Viena, como un compositor independiente, liberado de las presiones propias de ser un músico de la corte, pero con deudas cada vez más preocupantes.
Muy a pesar de este problema, durante ese verano escribió sus tres últimas sinfonías. Apenas diez semanas fueron suficientes para que Mozart compusiera las sinfonías Nº 39 en Mi bemol Mayor (K. 543), Nº 40 en Sol menor (K. 550) y Nº 41 en Do Mayor (K. 551), popularmente conocida como “Júpiter”, debido a su grandiosidad, aunque este título no le fue puesto por el autor, sino que fue la ingeniosa ocurrencia de un editor. No se sabe a ciencia cierta qué motivó a Mozart para escribir estas tres obras, que no responden a ningún encargo, ni parecen haber estado destinadas a ningún ciclo de conciertos.

En cierto modo pareciera que el compositor hubiese intuido que le quedaba poco tiempo de vida, y que ello lo empujara a una actividad compositiva inusualmente fervorosa. En este registro, Simon Rattle al frente de la Orquesta Filarmónica de Berlín, ofrece una interpretación del ciclo completo de estas tres últimas sinfonías, que son el antecedente inmediato del sinfonismo romántico.

Rattle lo plantea en estos términos: “En estas obras las emociones humanas son llevadas al extremo. Uno tiene la sensación de estar dirigiendo tres óperas muy concentradas en un mismo programa. La música de Mozart es a un mismo tiempo profundamente emocional, pasional, oscura, peligrosa y encantadora como ninguna otra que haya sido escrita jamás. Pero si uno se aproxima a ella con precaución estará en problemas: todo en esta música es tan natural que no queda más remedio que encararla olvidándose de las reglas.”

> VER LISTA DE CONTENIDOS