Vincenzo Bellini: Norma

Norma es la octava ópera dentro de las obras de Bellini. Su personaje protagónico es un verdadero desafío; reúne en sí mismo una gran complejidad tanto vocal como actoral y exige una ductilidad que lo convierte en el rol por excelencia que toda soprano que se precie debería interpretar. Se trata de una verdadera prueba, quizás el mayor ejemplo en la tradición belcantista, sólo sopranos excepcionales como María Callas o Montserrat Caballé han salido airosas ante semejante desafío.

Felice Romani, libretista y colaborador habitual de Bellini, autor de esta ópera, se alejó en algunos aspectos del texto original de Alexandre Soumet. Norma, la mujer vengativa que enloquece y termina matando a sus hijos es diferente en esta versión. Aquí, Norma siente el peso de un pueblo oprimido por los romanos, un pueblo al que debe guiar hacia su libertad pero al que finalmente traiciona ofreciendo su amor al enemigo. Norma encarna una profunda contradicción. Por un lado la Norma sacerdotisa, la mujer que se sabe guía y en parte dueña de los destinos de sus compatriotas, la que entona una Casta Diva sublime, aquella plegaria que se convierte en esperanza. Por otro, Norma mujer, la que se deja llevar por su fuego interior, por sus ansias de venganza, por su amor por Pollione, aquel amor que acaba perdiendo y cuyo regreso suplica en el Ah! Bello, a me ritorna.

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