Magifique

"El Cascanueces", "La bella durmiente" y "El lago de los cisnes", que a finales del siglo XIX llevaron a escena el compositor Pyotr Ilyich Tchaikovsky y los maestros de ballet del teatro imperial, Marius Petipa y Lev Ivanov, fueron concebidos a partir de tres suites orquestales, y desde aquel momento se convirtieron en el estándar único de calidad. Entre estas suites sinfónicas, solo "El Cascanueces" fue escrita por el compositor y ensayada bajo su dirección antes de la creación del ballet completo. Sin embargo, aunque él había considerado usarlas, las suites orquestales de "La bella durmiente" y "El lago de los cisnes" se incluyeron sin su aprobación después de su muerte. Destinados a ser representados en conciertos, eran considerados como lo mejor de cada uno de los ballets. “En busca de un título”, explica Thierry Malandain, “recordé que de niño definía mis estados de asombro como `Magifique`. Magifique sin ´n´ porque esta palabra inventada encaja bien con la intención de la obra: crear magia o bien reciclar materia prima de la vida a través de formas expresivas y poéticas.

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