Mozart, Ginastera, Ugarte
Obras para violín y piano

Las obras de dos compositores argentinos del siglo XX confluyen en este recital del dúo que integran el violinista Gustavo Mulé y la pianista Paula Peluso. La primera de ellas es la Pampeana Nº 1 de Alberto Ginastera (1916-1983), reconocido como uno de los compositores más importantes de América en el siglo XX. Discípulo de Aaron Copland, su obra suele ser dividida en tres períodos estéticos: un primer nacionalismo objetivo en el cual aparecen elementos propios del folclore argentino, luego un nacionalismo subjetivo, donde estos elementos aparecen ya no literales, sino transformados conforme intenciones personales del músico, y finalmente un neoexpresionismo ya despegado de toda tradición folclórica. Las tres obras que compone Alberto Ginastera con el título de Pampeanas (la primera de 1947, la segunda de 1950 para violoncello y piano, y la tercera de 1954 para orquesta) tematizan el paisaje de la Pampa argentina, como un elemento determinante del mito gaucho y de la identidad histórica argentina.

Mucho menos frecuentado que Ginastera, Floro Meliton del Sagrado Corazón Ugarte Rivero (1884- 1975) fue también un importante compositor y pedagogo. Su música, cercana al movimiento nacionalista, se caracteriza por el empleo de estructuras muy sencillas, que reelaboran a menudo melodías y ritmos característicos del folclore argentino. Formado en el Conservatorio de París, como muchos de sus contemporáneos, fue discípulo de Gabriel Fauré. Su primer instrumento fue una mandolina, pero más tarde se inclinó por el violín, algo que se nota en las obras que compuso para este instrumento.
“Para mí la música es como una religión. La música es el arte que más se acerca a Dios. Es universal, y la composición es el punto de partida. Luego, los sonidos no dicen nada; es la manera cómo se dicen. Naturalmente, la música se escribe y luego se ejecuta; sin una creación, los instrumentos no podrían hacer absolutamente nada. Compositor y ejecutante son dos formas para una sola función. A veces el creador puede ejecutar sus propias obras, pero como debe pasar muchas horas escribiendo, lamentablemente descuida un poco el estudio del instrumento".

Aquí la interpretación está en manos de dos notables instrumentistas, que completan el programa con una obra clásica del acervo internacional: la Sonata en Sol Mayor Kv. 301 de Wolfgang Amadeus Mozart.

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