Robert Schumann: Quinteto en Mi bemol José Luis Juri y Cuarteto de la UNLP

Es probable que el Quinteto para piano y cuerdas en Mi bemol de Robert Schumann, además de ser una de las obras maestras del compositor, ocupe un lugar especial en la historia de la música por haber sido el primer quinteto para piano y cuarteto de cuerdas. Hasta entonces los quintetos con piano solían incorporar un contrabajo, como en el Quinteto de La trucha de Schubert. Felix Mendelssohn fue quien lo tocó por primera vez, en un recital privado que tuvo lugar en diciembre de 1842, previo a su estreno oficial un par de meses más tarde.

Extrovertido y exuberante, el quinteto está organizado en cuatro movimientos: un Allegro brillante inicial, en forma de sonata, al que sigue una especie de marcha fúnebre sobrecogedora, que destaca por sus inquietantes silencios. Prosigue luego un Scherzo optimista, que da lugar al Allegro ma non troppo final. Schumann compuso este quinteto, una de las obra de cámara más importantes del siglo XIX, durante un año de mucha producción en el género, que incluyó tres cuartetos de cuerdas, un cuarteto con piano y su fantasía para trío con piano.

Este quinteto, que Schumann le dedicó a su esposa Clara, tiene influencias del segundo Trío con piano de Schubert, una obra que Schumann admiraba. Ambas obras están en la misma tonalidad, tienen una marcha fúnebre en el segundo movimiento y concluyen con finales que retoman de una manera dramática temas presentados anteriormente.

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