Mariss Jansons y Hilary Hahn interpretan Shostakovich

La calidad de la Orquesta Filarmónica de Berlín es reconocida en todo el mundo. En este caso, el público japonés tuvo ocasión de disfrutar de ella en el Suntory Hall de Tokyo.
Bajo la precisa dirección de Mariss Jansons, la Filarmónica ofrece un programa centrado en la Sinfonía Nº 8 de Dvorák y el Concierto para violín ºN 1 de Shostakovich, con la participación solista de la virtuosa estadounidense Hilary Hahn.
Ganadora de dos premios Grammy, dueña de una técnica perfecta y una presencia escénica notable, Hahn es una de las grandes violinistas de nuestro tiempo.
La obra que interpreta, escrita por Shostakovich a principios de la década de 1950, permaneció inédita durante varios años, pues el régimen soviético había condenado al compositor por sus "desviaciones formalistas", quitándole todos sus privilegios. Para revertir esta incómoda posición, Shostakovich se abocó a componer en público trabajos oficiales anodinos, acordes a lo exigido por el politburó soviético, a la vez que trabajaba en obras de mayor aliento "para el cajón del escritorio", como por ejemplo este concierto.
En cuanto a la Octava Sinfonía de Antonin Dvorák, que también se incluye, fue compuesta en 1889 en una estancia cercana a Praga, que el compositor habíoa adquirido poco tiempo antes. Allí Dvorák pasaba los veranos, entregado a la cría de palomas, una de sus grandes aficiones, y a la composición. Aunque esta sinfonía no es tan popular como la famosa Novena, en ella resulta notorio todo el apego del músico por los colores de la tradición bohemia y muestra en plenitud toda su capacidad compositiva.
El programa, particularmente enérgico e intenso, se completa con la encantadora Obertura de Oberón, de Carl Maria von Weber.

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