Claude Debussy: Preludios (Libro I)
Gregorio Szames
Se ha dicho que los Preludios de Claude Debussy (1862-1918) son música para soñar. En cualquier caso es cierto que el compositor francés compuso dos hermosas colecciones de doce breves poemas musicales cada uno, que generan toda clase de sensaciones en el oyente. El primer libro de estos "Préludes pour piano" fue compuesto por Debussy en los tres meses que van de diciembre de 1909 a febrero de 1910, y la obra marcó definitivamente el pensamiento pianístico del músico. Debussy eligió nombres muy característicos para sus Preludios, que son composiciones de forma libre y, a diferencia de los escritos por Chopin, sin pretensión de establecer una serie: cada uno de estos Preludios puede ser considerado una obra única.
Estas piezas suelen ser consideradas en la cima de la música impresionista. Sin embargo, deben ser vistas como una invitación a un viaje de la imaginación, más que como pinturas descriptivas. De hecho Debussy tuvo el cuidado de indicar los títulos de cada uno de sus Preludios al final de cada pieza, en lugar de hacerlo en el comienzo, indicando que el intérprete debía descubrir sus propias impresiones, sin estar condicionado por el compositor. Esos títulos, que aparecen entre paréntesis y antecedidos por puntos suspensivos, son sin embargo indudablemente significativos. Los doce que integran este primer libro son: 1 Bailarinas de Delfos; 2 Velos; 3 El viento en la planicie; 4 Los sonidos y los perfumes giran en el aire de la noche; 5 Las colinas de Anacapri; 6 Pasos sobre la nieve; 7 Lo que vio el viento del oeste; 8 La niña de los cabellos de lino; 9 La serenata interrumpida; 10 La catedral sumergida; 11 La danza de Puck; 12 Minstrels.
Dos de los Preludios más hermosos de Debussy están incluidos en este primer libro: La niña de los cabellos de lino, con un aire virginal que desdice la sensualidad del poema original de Leconte de Lisle, y La catedral sumergida, que alude a la leyenda de la ciudad sumergida de Ys, cuya catedral se elevaba por encima de la superficie una vez al día para después hundirse de nuevo en las aguas. El arte de Debussy nos permite escuchar en el piano los cánticos de los monjes y las campanas de la catedral, emergiendo de las aguas.
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Gregorio Szames (piano)
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Claude Debussy: Preludios (Libro I)
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Claude Debussy
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43:45
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Buenos Aires, Argentina