Bartók y Brahms: Cuartetos para cuerdas
Gyldfeldt Quartett & Barbican Quartet
En el marco de la música de cámara, el cuarteto de cuerdas suele ser considerado la forma más pura, la que en cierto modo revela mejor la intimidad del compositor. Los grandes creadores en esta especie fueron sin dudas, durante el clasicismo, Mozart, Haydn, y más tarde Beethoven. Y por supuesto también está Johannes Brahms (1833- 1897). Para un compositor cuya reputación se basa en su declarada devoción a las formas clásicas, Brahms experimentó bastante en sus obras camarísticas. Su catálogo incluye obras muy poco rutinarias. Pero también abordó el cuarteto para cuerdas, de los cuales compuso al menos tres. Es probable que algún otro haya sido escrito y descartado, pues Brahms era notoriamente autocrítico. De hecho esperó más de dos décadas antes de dar a la publicación sus primeros dos cuartetos. La tercera obra en este formato, su opus 67, es la que se incluye en este programa. Durante el verano de 1875 Brahms escribió varias obras que él mismo describió como unas "bagatelas inútiles", cuyo objetivo era evitarle el desafío de enfrentarse "al serio rostro de una sinfonía". Este cuarteto fue, precisamente, una de esas "bagatelas". La obra tiene, en efecto, cierta actitud humorística, con ritmos alegres, aunque no sin algunos pasajes dramáticos y un final que el propio Brahms describió como "lo más tierno y apasionado que he escrito nunca".
Ya en el siglo XX, tanto Shostakovich como los compositores de la Segunda Escuela de Viena se destacaron con obras compuestas en este género, pero sería imposible dejar de lado los seis cuartetos compuestos por Béla Bartók (1881-1945): ningún otro, entre los grandes compositores de ese siglo, se sintió tan fascinado por los problemas propios de la composición en esta especie musical. Además de los seis cuartetos que se conservan, cuya composición abarca más de tres décadas, Bartók compuso también un cuarteto juvenil, que posteriormente descartó, y al momento de morir estaba planeando otro. Su segundo cuarteto lo escribió entre 1915 y 1917, casi nueve años después del anterior. En este período Bartók sigue utilizando melodías populares como base de sus obras, aunque ya no reproducidas literalmente, sino modificadas en función de una personalidad muy propia. El cuarteto se estructura en tres movimientos (Moderato, Allegro molto moderato capriccioso y lento), con una escritura lineal, precisa e incisiva, y una economía de medios expresivos que hace de este cuarteto una obra admirable.
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Gyldfeldt Quartett: Gyldfeldt Magnusson (violín I), Jonas Reinhold (violín II), Sarah Rösel (viola), Anna Herrmann (cello). Barbican Quartet: Amarins Wierdsma (violín I), Tim Crawford (violín II), Christoph Slenczka (viola), Yoanna Prodanova (cello).
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Béla Bartók: Cuarteto para cuerdas Nº 2 Op. 17 Sz. 67. Johannes Brahms: Cuarteto para cuerdas Nº 3 en Si bemol Mayor Op. 67.
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Béla Bartók, Johannes Brahms
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64:17
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Auditorio Sony de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, Madrid, España.