Richard Wagner: Sonata para Mathilde Wesendonck
Ramiro Campodónico

Mathilde Wesendonck fue una poetisa alemana, que mantuvo un tórrido romance con Richard Wagner. Ella era la esposa del banquero Otto Wesendonck, gran admirador y mecenas del compositor, quien a su vez estaba casado con Minna Planner. Nada de esto impidió que el músico se enamorase de Mathilde de un modo apasionado. El nombre de Wagner aparece asociado de inmediato con sus óperas. Sin embargo, existe también una obra instrumental debida al compositor, bastante menos conocida pero muy interesante. Parte de esa obra incluye esta Sonata, que Wagner le envía a Otto Wesendonck para su esposa en junio de 1853, al cumplirse un año de su primer encuentro con Mathilde. Se trata de una fantasía, alejada de la estructura formal de una sonata, donde el pianismo de Wagner alcanza su mayor plenitud.

En 1862 Mathilde publica un poema titulado "La mujer abandonada" y escribe: "Wagner me relegó deprisa. Apenas me reconoció cuando fui a Bayreuth. Sin embargo, yo soy Isolda." Se sabe que Wagner se inspiró en su pasión por Mathilde a la hora de elaborar su drama musical Tristán e Isolda, cuyo argumento guarda notables semejanzas con ese amor secreto. Franz Liszt, quien más tarde se convertirá en el suegro de Wagner, cuando tras la muerte de Minna Planer éste se case con su hija Cosima, transcribió para piano la maravillosa escena de la muerte de amor de Isolda, obra emparentada así íntimamente con la sonata anterior.

Completan este programa la Polonesa Op. 26 Nº 1 de Frédéric Chopin y, dado que el amor, el arte y la magia están sin duda muy relacionados, un videoclip final donde Ramiro Campodónico le pone música a un acto de ilusionismo a cargo del mago Norberto Jansenson.

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