Gustav Mahler: Kindertontenlieder
Richard Strauss: Also sprach Zaratustra

Gustav Mahler escribió sus Kindertotenlieder (Canciones para los niños muertos), para voz y orquesta, entre 1901 y 1904, a partir de cinco poemas de Friedrich Rückert, seleccionados de entre los 425 textos que el poeta había escrito entre 1833 y 1834, en un arranque de pesar luego de que dos de sus hijos fallecieran en un intervalo de apenas dieciséis días. El carácter de por sí sombrío del ciclo se vio incrementado cuando, cuatro años después de culminado el mismo, el propio Mahler perdió a su hija Marie, de cuatro años, víctima de escarlatina. En este concierto de la Staatskapelle de Dresde, bajo la dirección de Zubin Mehta, la interpretación vocal está a cargo del magnífico barítono alemán Thomas Quasthoff.

El programa prosigue con las seis Piezas para orquesta Op. 6 de Anton Webern, compuestas en 1910, revisadas en 1928, pero dotadas de una textura y expresividad que todavía hoy resulta asombrosa. Con una clara influencia de Schoenberg, buscando caminos hacia una atonalidad significativa, el propio Webern describió este trabajo señalando que en estas piezas "no se desarrolla ningún motivo; a lo sumo, se repite de manera inmediata una breve progresión, pues el tema, una vez enunciado, expresa todo lo que tiene que decir".

Finalmente el concierto cierra con Así habló Zaratustra, el poema sinfónico que Richard Strauss escribió en 1896, inspirado en la obra homónima del filósofo Friedrich Nietzsche. Como la mayoría de los poemas sinfónicos de Strauss, este trabajo emplea enormes efectos orquestales, a pesar de lo cual el material musical es relativamente conciso, reflejando quizás la naturaleza y el carácter de su fuente literaria. La obra se divide en nueve secciones, interpretadas en tres momentos diferenciados, comenzando por la famosa Introducción, relativa al amanecer, que Stanley Kubrick popularizó tras haberla utilizado para musicalizar su film 2001 Odisea del espacio. En una carta dirigida a su mujer, luego de los ensayos preliminares al estreno de la obra, Strauss escribió: “Zaratustra es glorioso, de lejos la más importante de todas mis obras, la más perfecta en forma, la más rica en contenido y la más individual en carácter.” Zubin Mehta le hace justicia.

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